El Emocionante Circo de Pulgas es un nuevo programa de acompañamiento y apoyo en el proceso de gestión emocional de la enfermedad para niños y niñas, que les ayude a dar un sentido al mismo y facilite el trance, a través de la figura del Perro de Apoyo Social. Se centra en el proceso de predisposición mental ante las diferentes pruebas médicas y situación de enfermedad, mediante un programa de inteligencia emocional adaptado desde el enfoque de la neurociencia y su evidencia, formulado por Héctor Serrano.
Si bien es un programa abierto a cualquier niño o niña en situación de enfermedad, está especialmente enfocado hacia aquellos que no tengan capacidad cognitiva para comprender el fin del proceso por el cual ellos y sus cuerpos han de pasar, los vulnerables de los vulnerables: niños y niñas con discapacidad intelectual, autismo o capacidad cognitiva alterada o mermada. Ello provoca grandes dificultades en la ejecución de diferentes pruebas médicas.
El programa se centra en ayudar a identificar y gestionar las emociones de niños en situación de enfermedad temporal y crónica de una manera más adecuada, que les facilite una mayor predisposición al proceso por el cual han de pasar. De esta manera, poder suavizar y dulcificar todo el proceso, tanto de los niños y niñas como de sus familias y profesionales sanitarios.
La actuación, cuya guionización ha sido cuidadosamente diseñada, muestra a través de las pulgas, las diferentes emociones primarias que todos tenemos. Así, de manera transversal, los niños y niñas con limitaciones cognitivas aprenden las características de cada emoción que ellos sienten, a través de las aventuras y desventuras de cada pulga y sus habilidades únicas.
La pulga forzuda rebosa ira porque es tan fuerte que al final todo lo rompe, la pulga equilibrista es una gran artista, pero últimamente le ha entrado miedo a las alturas, ¡menudo elenco!
Menos mal que está Karma, la perra pulgosilla, que además de hacer de autobús perruno, les va a ayudar, animándolas, confiando en ellas y enseñándolas que todo, con un poquito de paciencia, se consigue. De esta manera, y de forma completamente descontextualizada, los niños y niñas reciben un triple condicionamiento emoción-gestión-resolución.
De aplicación tanto en entorno hospitalario como en las asociaciones de enfermedad y discapacidad, el otro pilar del programa se centra en sesiones posteriores donde, a través del perro aprenderán a poner en su lugar cada una de sus emociones, junto con apoyos comunicativos para facilitar la expresión de las mismas hacia el personal médico y familiares. Así, pueden benecifiarse de una adaptación amoldada a su capacidad cognitiva, que les auxilie hacia una mayor relajación durante los procesos más difíciles.